martes, 3 de noviembre de 2015

Comunicado de la FAI contra la represión en Barcelona: Nunca es el lechero

Decía un tal Churchill (de momento poco sospechoso de anarquista) que la democracia es ese sistema de convivencia en el que cuando alguien golpea tu puerta a las 6 de la mañana, podías estar seguro que era el lechero. Hace ya mucho que en Barcelona no se reparte la leche a domicilio, pero las puertas no solo siguen siendo golpeadas, también son derribadas. Y no, no es el lechero. 

El pasado 28 de octubre la policía del gobierno catalán volvió a arremeter contra el Movimiento libertario, espoleada por la Audiencia nacional, el organismo jurídico continuador del tristemente célebre Tribunal de Orden Publico franquista. Esta vez los barrios golpeados son Sant Andreu, La verneda, El Clot, Sants y Gracia, sin olvidar la población de Manresa. Han allanado los domicilios de 9 compañeros y compañeras a los que han robado sus pertenencias y secuestrado.

Empieza a ser una constante en estas razias policiales el atacar y expoliar algún local social que se distinga por sus actividades participativas en el territorio y su labor cultural. Esta vez les ha tocado al Ateneo Libertario de Sants. El botín ha consistido en diverso material gráfico, como carteles y pinturas, libros, ordenadores y lápices de memoria. Sin duda peligroso material subversivo, pero que difícilmente puede ser relacionado con ningún supuesto terrorismo.

La excusa vuelve a ser el fantasmagórico GAC (Grupos de Anarquistas Coordinados) que de ser un ya desaparecido colectivo dedicado a la difusión de ideas libertarias ha pasado a convertirse, por obra y gracia del poder mediático, en la nueva ETA. Su único delito conocido es la publicación de un libro titulado “Contra la democracia”.

La intencionalidad nos parece clara: el Estado es una organización terrorista que se sustenta mediante la violencia. No puede ni quiere permitir la disidencia, y mucho menos que las personas se organicen por sí solas sin necesidad de guías ni líderes. Así que trata e inculcar el miedo en la población para impedir que la lucha por otras formas de convivencia más justas y libres se generalice. Pero se equivocan. Se equivocan mucho.

Durante más de 100 años han intentado eliminarnos. A veces, con un gran esfuerzo por su parte y con mucha sangre por la nuestra, han conseguido frenarnos. Pero su represión nunca ha podido pararnos.
Solidaridad con los compañeros y compañeras secuestrados por el Estado. Seguimos luchando.


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