miércoles, 22 de febrero de 2012

ESMAD: una historia de terror y muerte




Por: walter
ESMAD: una historia de terror y muerte
(Publicado en El Aguijón numero 7)
En el año de 1999 mediante una directiva transitoria # 0205 del 24 de febrero de 1999 y, durante las más grandes protestas de éste año, la dirección general de la policía organiza y estructura un escuadrón especializado para disolver las agitadas protestas. Posteriormente mediante resolución # 01363 del 14 de abril del mismo año, el director general de la Policía formaliza la actividad del escuadrón móvil antidisturbios (ESMAD). Este escuadrón tiene presencia permanente en once ciudades del país; cada escuadrón lo integran 5 oficiales, 8 suboficiales y 150 patrulleros los cuales cuentan con un traje especial de protección, un escudo, el apoyo de tanquetas que disparan agua a presión y, según declaración de un ex patrullero arrepentido por la muerte de un estudiante universitario, el uso de armas no convencionales. Todo esto soportado bajo el supuesto respeto y protección de los Derechos Humanos. Desde el momento de su fundación el ESMAD ha sembrado terror y muerte a lo largo y ancho del territorio colombiano.
El caso Simón Torres
El 13 de abril del 2007 en el barrio el poblado de Medellín se llevó a cabo un concierto de punk cuyo atractivo principal era la presentación de una legendaria banda de este género musical. Posterior a su finalización cientos de jóvenes se desplazaron al parque principal de dicho barrio, lugar a donde también llegó el ESMAD repartiendo bolillo, lanzando gases lacrimógenos y usando explosivos. Este tipo de actuación es bien conocida por trabajadores informales, estudiantes, obreros, maestros, desplazados y, todo aquel que en este país se haya atrevido a movilizarse reclamando el respeto y cumplimiento de sus derechos. Ese viernes trece de abril el saldo de detenidos fue, según cifras oficiales, de 70 personas y cientos de heridos. Además, de un joven de 15 años muerto: Simón torres. La versión de la policía para justificar la muerte de Simón fue que durante los disturbios algunas personas lanzaron papas explosivas. Palazos de ciego! Ya que es imposible que a un joven que le gusta el sonido, el baile y la energía que se desprende de la música punk, porte un artefacto explosivo de fabricación artesanal el cual haría un daño enorme a su integridad física. Por lo tanto, el caso de Simón Torres, un joven de 15 años, amante de la música punk, además de quedar en la impunidad, demuestra que existe toda una maquinaria montada desde el estado para prohibir las voces disidentes y la protesta social, disparando a quemarropa como sucedió el 22 de septiembre del 2005 en la ciudad de Cali en donde un joven universitario –Jhonny Silva- recibió un disparo en el cuello dentro de la misma universidad lo que le ocasionó la muerte instantánea; o golpeando hasta ocasionar la muerte como sucedió el primero de mayo de 2005 con el compañero Nicolás Neira. 

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